Pequeñica y enfadada, asiente con la cabeza. Su gesto resulta rotundo y firme, rápido como su paso, pero todo el mundo sabe que, en su mente, las ideas son curiosas mariposas eternamente enfrentadas. Mira triste, cuando sonríe, y tras su tristeza se esconde la niña que un día quiso ser mayor..., triste como la lluvia en verano.
En su universo, un diálogo constante le ayuda a sobrevivir, sin llegar nunca a entender el por qué de tanta tragedia griega. Y sólo el viento –caricia desde su cielo- la sosiega.
Navidades del 2005