La ensalada: la lechuga, el pimiento, la cebolla, incluso la zanahoria. Sólo el tomate soportas, pero frito, claro, muy triturado –a ser posible pasado por el chino- y, por supuesto, sin piel. Como consecuencia, yo, mero apéndice de tus deseos, apenas...
Nunca quise luces ni cariños excesivos, ni fui amante de amores imposibles. Sencillamente pasó la vida, como el río atraviesa el bosque en la madrugada, entre murmullos. Supongo que, en mi yo más interno, esto nunca fue del todo cierto; sin embargo, opté...
-Mama, ¿cómo era aquella canción? -¿Qué canción? -Aquella que cantaba el yayo cuando jugábamos al escondite. -¡Ah!, no sé. Pregúntaselo a tu abuela... –frunce el ceño, pensativa. Sonríe: -Me parece que era...: “Ahí viene mi gavilán, con las cinco uñas...
Es primera hora de una mañana de invierno. El frío entibiado por la contaminación urbana nos espera a la salida del metro, donde una luz turbia nos recibe a nosotros, pequeños autómatas somnolientos de mirada perdida. Sin embargo, no es un día triste;...
Linda, así se llamaba la niña, sonreía cuando su amigo Sol la despertaba: -Linda –le susurraba entre besos y caricias-, ya es de día. Largo y negro era su pelo; sus ojos, redondos y pequeños. Linda niña, como lindo el nombre y linda su cara, era aquella...
Y aunque mis ojos han besado las joyas más hermosas, engarzadas con meras palabras..., y aunque las yemas de mis dedos, a menudo ensalivadas, han rozado miles de páginas..., las palabras no lo dicen todo, por perdurables y exactas que nos parezcan al...
Los pasitos de Paula son torpes y graciosos, como los de un blanco corderillo recién nacido. Paula, la equilibrista, sobre sus pies, tiembla y se tambalea. Arruga su hocico de gatillo con cada risa, mientras en sus ojos un mar de castaños, alegre y juguetón,...
LA CARA Es el orden del mundo esparcido sobre un tablero, es el silencio del todopoderoso que con su ojo, el que todo lo sabe y el que todo lo puede, busca calmosamente entre miles de piezas amontonadas, desperdigadas...Y de entre todas ellas, una sola...
Yo no sé de historia, pero sé lo que recuerdo y lo que recuerdo es esto: Yo en el s. XVI ya era hombre. Vivía –a veces en mi sueño la veo- en una austera cabaña sin espejos. Por eso, mi rostro en mi memoria siempre resulta algo difuso, marcado por los...
El sonido del metro aproximándose al andén se escuchaba desde el pasillo. Apreté un poco más el paso, ya de por sí siempre ligero a primera hora de la mañana, para alcanzar el vagón entre pitidos de alarma ante la peligrosidad de mi hazaña. Una vez dentro,...
(Tengo una muñeca vestida de azul, con su camiseta y su camisón. La saqué a paseo, se me constipó, la tengo en la cama con mucho dolor...) Cuando yo era niña, todas las niñas éramos muñecas de porcelana, frágiles y delicadas. Por eso, cuando niña, mi...
"Concebirme por fuera fue mi desgracia-la desgracia para mi felicidad. Me vi como los otros me ven, y comencé a despreciarme, no tanto porque reconociese en mí rasgos por los cuales mereciese desprecio, sino porque comencé a verme como me ven los otros,...
Hay amor en la madrugada repiquetea la voz del rocío contra el dintel la ventana. “Ay, amor- dice él-, de todo cuanto es efímero sólo éste, eterno momento, anhelo: Sirena, son de hilo blanco tus escamas; tu torso desnudo, bañan, primeras luces del alba.”...
Dime, háblame sobre el cielo, porque yo sé, lo he visto, que el cielo, cada hora, cambia su vestido. Dime, tú también lo sabes, ¿cómo era en la madrugada y cuantos pájaros han cantado sobre los encajes de sus faldas blancas? Dime, ¿y a media tarde?, ¿estaba...
Esa que ahora entra es la señora Angelita: “Buenos días, Sra. Angelita, ¿qué va a ser?, ¿un café con leche y un croissant?, ahora mismo se lo llevo “, le digo cada día, más o menos a la misma hora. La Sra. Angelita siempre camina un poco encogida, con...
Muros y balas, restos de batallas, que conforman la estructura interna de una ciudad y, con ella, una historia. Caminando, sin darnos cuenta, pisamos suelos sagrados donde yacen personas dejando constancia con nombres y fechas para rememorar las vidas...
Yo trabajo en un bar. Es un bar de barrio donde nadie está de paso pero todo es transitorio Jueves, 11.3.99 Por fin he fregado la cocina Viernes, 12.3.99 Tengo agujetas. A mediodía me ha llamado K. para quedar con una gente de su universidad. Mañana trabajo,...
A veces la veo pasar desde mi balcón en su silla de ruedas, empujada por su madre que siempre llora y siempre la está peinando, constantemente. Su madre le cuida mucho el cabello, quizás porque es la única manía que conserva de antes, de cuando era otra......
Era aquella una hermosa habitación, con numerosas ventanas por donde entraba mucha luz. Incluso en las noches más oscuras, de tanta luz filtrada durante el día, la habitación azul resplandecía: camuflada entre las paredes, entre el yeso y la pintura,...
Y a la edad de cuarenta y cinco fallecía inmersa en una noche sin luna ni estrella guía. Esperé a la madrugada callada y cuando, creí, ya era hora pasada, quise forzar mis ojos para ver la luz del alba..., pero el alba no llegaba. Entonces la ansiedad...
En la estación seca del crudo otoño, cuando la noche comienza a ganarle al día, algunos dicen haber visto como la luna despierta a las estrellas del cielo inmenso e, incluso, como éstas bosteza y se desperezan. También afirman, ¡pobres gentes ingenuas!,...
Soy fea, por dentro, me refiero. Por fuera soy casi normal. Si no fuese por una ligera cojera en mi pierna izquierda, rozaría la normalidad. De todas formas, en las fotos resulta imperceptible. Soy tan fea que no tengo ni gato, porque no sabría cuidarlo...
El pistoletazo de la rutina señalado por la música estridente del móvil despertó a Manuela dispuesta a emular, una vez más, al protagonista de El día de la marmota. El sonido cesó con una suave presión sobre el botón táctil de última generación de antiguos...
“Para ser grande, se entero: nada tuyo exageres o excluyas. Sé todo en cada cosa. Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas. Así la luna entera en cada lago brilla, porque alta vive" F. Pessoa El grupo Desempleados Anónimos camuflados por vergüenza o impotencia...
Entonces vi en su rostro la muerte y aun intuyendo en sus manos mi agonía me quedé quieto, inmovilizado por un sentimiento que iba más allá del miedo. Esperaba, casi ansiaba, esas décimas de segundo, cuando el cuchillo se alzase y se hincase en mi carne....
Creado por J.C Giró