"Le cobran en aquella fila de la izquierda, si no le importa" La cara de la muchacha es una oda a la lividez y al cuerpo descompuesto por ataque indiscriminado y masivo de un virus. Una arcada le dobla el torso; aplasta sus ojeras con un guiño; se cubre con la mano los labios cuarteados; gira sobre sus a talones –condenados a portar los anchos tobillos de la dependienta- y se aleja, corriendo. Efluvios desconocidos permanecen, ingrávidos, flotando en el ambiente circense del centro comercial.
Allí me quedé, pasmado, viendo perderse en lontananza mi única posibilidad de descubrir el estante de la Barbie Top Model, minutos antes de la fiesta de cumpleaños.
5 de febrero del 2011