“Cinco hembras y un varón”, dijo con voz clara y firme mientras intentaba disimular el nervio interior del pueblo al saberse extraña en una ciudad tan grande y desconocida como un mar, y las mujeres estallaron en una risa. A la niña con trabajo de adulto, inmigrante allá por los cincuenta, el nervio se le transformó en rabia y los ojos se le enrojecieron.
Se anuncian los primeros fríos, las fiestas se aproximan y el batir de las ventanas de sus casas conduce a cada hermana por el camino del olor del dulce y la añoranza. Pronto será tiempo de pestiños. Harina de fuerza, levadura de panadero, aceite de oliva, vino blanco, anís seco, ajonjolí, matalahúva y un mundo de recuerdos. Se reunirán alrededor de una mesa con hule. A golpe de masa y bajo el amparo del calor de una sartén viajaran por todas las historias viejas hasta retornar con una sonrisa de esperanza a este presente, difícil y abstracto. Otro año, será Navidad
25 de noviembre de 2010