Con este amargor tan extraño en el velo del paladar vivo desde tu marcha, en el lado derecho de la cama. La luz de la mesita apagada, el falso eco de tus pasos, tu aliento a mi espalda, la costumbre de tenerte, el volumen de tu cuerpo, la cuchara chocando contra el plato, la discusión sobre el programa de radio… Un enorme vacío lleno de ti me acompaña.
5 de marzo de 2011